No hay que apegarse mucho
porque cuando desaparezca se va a sufrir.
Transitorio.
Ella no pide nada,
el espacio inestable nos hace pensar dos veces
si es prudente sentir alivio, ella suspira,
no hace falta más para entender su opinión.
La mía esta como es de costumbre,
invadida y nublada. Llueve otra vez.
Le pongo su correa, no me había percatado
de los orificios desgastados por situaciones
que no compartí con ellos.
Me arrepiento y me castigo con pena
por dejar que el miedo nos haya encarcelado.
Ahora dimos el primer paso…