Su cabellera desemboca en hilos
que traspasan sigilosamente
por cada una de mis articulaciones,
poco a poco se enrollan en mi garganta,
aprietan mis lacrimales
y destilan sudor de mis manos.
Contraen los músculos de mis piernas.
Me siento asfixiadamente iluminado.
Me vuelvo a imagen y semejanza de Fobos.