Construimos un castillo
de cartas prestadas
y habitamos en el.
El viento sopla, no sopla.
Apenas suspira…
Habitamos en un espacio que fue,
el viento se avergüenza
pero su condición de viento
le obliga a partir.
Queda poco, lo rearmamos, cae otra vez.
Miedo, es mejor no tener si se va a perder.
Poseer se vuelve un tabú,
el tabú de la abundancia.