(d3S hIStoIR3s) La histérica historia del rompecabezas y la montaña rusa.

Sentados en una banca, cerca del parque, dos extraños muy conocidos trataban de discutir sobre la crueldad de querer y no poder tener, el viento soplaba y el sol se disponía a abrigarse con las montañas que rodean a la ciudad, en medio de la incertidumbre de su destino como par, una extraña situación, casi se podía sentir como si dos luces diferentes los iluminaran, casi como si en ese punto intermedio, en la mitad de ambos, de la banca en la que descansaban, en el suelo, en el mismo cielo, una línea se trazaba, como si se tratase de dos mundos en colisión, y es que, a fin de cuentas eso sucedía, dos mundos totalmente opuestos pegados con una fuerza indescriptible, irrazonable para cualquier ser humano, empezando por los dos, convivían.
El uno casi no miraba al otro, de toda esta gran magnitud, de estos dos grandes mundos en colisión, sus miradas eran el pequeño punto de resistencia, de separación, y claro, el dolor que el uno sentía al contacto del otro, un dolor cruel, irónico.
Paseando por el mismo lugar, un perro de ojos azules los notó y pudo sentir esta energía casi cósmica en medio de la banca del parque, y recordó la historia del rompecabezas y la montaña rusa, un romance de esos pocos, el perro se acomodó cerca de un árbol para protegerse del sol de la tarde, los observaba y reía con un tono melancólico, entristeció al ver a estos dos seres, miro fijamente la madera del árbol y poco a poco recordó…
¿Te has puesto a pensar en cómo un rompecabezas y una montaña rusa pueden entablar una relación? ¡Pero es imposible, inaudito y hasta iluso!, solo imagínalo:
Coloca al rompecabezas en uno de los asientos de la montaña rusa, ponla a funcionar, vas a ver como en la primera curva el rompecabezas difícilmente permanece en la banca y unas cuantas piezas salen volando, un par de curvas mas y el rompecabezas casi pierde todas sus piezas, el carrito por su lado pasa por una parte de las rieles en donde las piezas cayeron e inevitablemente pierde estabilidad, sale disparado y choca contra su propia estructura, un gran caos, tremenda tragedia, una explosión sin precedentes.
Ahora claro, podrías pegar las piezas del rompecabezas, y podrías hacer que el carrito de la montaña rusa vaya mucho más lento, pero entonces el rompecabezas ya no tendría función, y la montaña rusa perdería toda su diversión, ambos funcionarían pero, “ya no funcionarían”.
Es una mala idea, terrible y triste, porque por ambos lados se sale perdiendo, y es una lástima porque tanto el rompecabezas como la montaña rusa están hechos de la misma madera, esta misma madera bajo la que me apoyo, se dice el perro mientras notaba que la noche había caído ya…
Esas dos personas sentadas en la misma banca, hecha con la misma madera del rompecabezas y de la montaña rusa, sacados del mismo árbol que protegía al perro, se habían ido.